martes, 1 de septiembre de 2015

Lectura Crítica en Textos literarios

Por

Esteban Cáceres
Cristian Camilo Perez
Hernán Jiménez Giraldo


El propósito de este artículo es mostrar técnicas, ejemplos, o formas de implementar la Lectura crítica, en nuestro caso específicamente en un texto literario, primero definiremos que es la Lectura Crítica en general, para tener el concepto previo, ya que es indispensable para entender completamente el tema, luego definiremos brevemente lo que es la lectura crítica aplicada en nuestro caso a un texto literario especifico, mostraremos como se realiza, como se aplica y para qué sirve la lectura crítica de un texto literario, y finalmente mostraremos un ejemplo claro de lo que es lectura crítica en un texto literario, aplicando esta misma a la fábula “El lobo y el cordero”; se utiliza una fábula ya que es uno de los tipos de texto que más clara, y fácilmente se presta para aplicarle lectura crítica, más que todo por la forma en la que se tratan de personificar objetos, animales, darle vida a cosas inertes, y con esto es muy fácil hacer comparaciones con la vida cotidiana de nosotros los humanos viéndola desde una historia ficticia.


 Lectura crítica

La lectura crítica sólo es posible cuando el lector, previamente, ha comprendido el significado y el sentido de lo que dice el texto y ha construido una interpretación de las ideas principales a partir de haber descubierto la información implícita, recreando las significaciones que no aparecen de forma explícita, identificando el propósito y la posición del autor según el lugar, el tiempo y la disciplina o campo de estudio desde la que escribe. Sólo después de haber ampliado, verificado o contrastado esta información con sus conocimientos previos y los conocimientos de otros autores y otros lectores, el estudiante podrá establecer una valoración de lo leído y adentrarse en el sentido profundo del discurso.
Como lo hemos anotado previamente, el lector crítico debe tener cierto conocimiento del contexto en que se enmarca el texto, dedicar un tiempo a determinar quién es el autor, cuáles sus propósitos al escribir el texto y cuál su corriente de pensamiento. El estudiante/lector también debe identificar el género discursivo propio de su disciplina, descubrir la ideología y la visión del mundo que plantea el texto. Por ello debe conocer en qué consiste la lectura crítica.
Delgado Uriarte, Celso (s.f.). La lectura crítica, una herramienta de formación del pensamiento crítico en la universidad. Recuperado de http://www.redem.org/la-lectura-critica-una-herramienta-de-formacion-del-pensamiento-critico-en-la-universidad/

La lectura crítica en un texto literario llega a convertirse en una excelente herramienta para hacer buenos resúmenes de diferentes textos.
La lectura crítica en un texto literario está asociada con la comprensión Total de la información que guarda el texto, para poder desarrollar un pensamiento crítico, analítico, o de juicio sobre el mismo. Conociendo y descubriendo las ideas que están implícitas u ocultas más allá de lo literal, para poder dar una opinión sobre el texto. Estar de acuerdo o no con la idea del autor. Esto también hace parte de la lectura crítica de un texto.
No se debe confundir “Lectura Crítica” con “Pensamiento Crítico”, ya que la lectura crítica es una técnica que permite descubrir ideas e información de un texto escrito y el pensamiento crítico es la técnica para evaluar dicha información y dichas ideas para decidir, aceptar y creer.

Ahora acerquémonos a un pequeño relato literario de La Fontain. Pero, debemos hacerlo con algo de cuidado, pues no solo lo leeremos, sino que también realizaremos, o al menos intentaremos, realizar una crítica literaria a esta fábula.
El lobo y el cordero
El solitario lobo había estado sufriendo hambre y sed durante todo el día. Por fin, llegó a un arroyo y bebió ávidamente. Mientras lamía el agua límpida y fresca, se preguntó dónde y cuándo podría conseguir su cena, algo que lo llenara, pero, si era posible, que también fuese sabroso. Un par de conejos le servirían, desde luego; o quizá un pavo joven y gordo. Lo mejor habría sido un cordero, un cordero hermoso y tierno. Los finos labios del lobo se contrajeron vorazmente, con sólo pensarlo.
Un repentino ruido lo sobresaltó. Al mirar, le costó dar crédito a sus ojos, porque a unos pocos pasos estaba exactamente el alimento con que soñaba. El más incitante y delicioso de los corderitos que habría podido imaginar un lobo vadeaba inocentemente el arroyo, a tres o cuatro saltos de allí. Si el corderito lo hubiese mirado en ese instante y hubiera visto sus dos filas de brillantes dientes, quizá hasta hubiese podido creer que el lobo le sonreía.
Pero esto habría sido un lamentable ?error. Y un error que el cordero no cometió. Al oír las primeras palabras del lobo, empezó a temblar. No sabía que el lobo estaba allí.
-¡Ajá! ¡Miserable animalito! -gruñó el lobo–. Conque es eso lo que haces… ¿eh? Estás revolviendo y ensuciando el agua que quiero beber…
-¡Oh, no; de veras que no! -gimió el corderito, con su aguda vocecita-. ¿Cómo podría revolver el agua que bebes, si estoy tan lejos de ti?
-¡No discutas conmigo! -replicó con tono brusco el lobo–. Ahora, ya veo quién eres. Eres el malévolo animalito que dijo habladurías y desagradables mentiras sobre mí, hace un año.
Las delgadas patas del cordero temblaron, mientras trataba de responder. -¡Oh, no, señor! Usted debe estar equivocado ~replic6-. Yo no pude haber dicho esas cosas tan poco cordiales sobre usted, porque entonces aún no había nacido.
Los inexorables ojos del lobo se contrajeron y se acercó más al corderito.
-De nada te servirá balar estúpidas excusas -dijo con aspereza-. Si tú no mentiste sobre mí, fue tu indigno padre. De todos modos, la culpa la tiene tu familia.
-Pero, por favor, buen señor Lobo -continuó con voz lastimera el corderito-. Supongo que usted no…
-¿Qué no? -gritó el lobo, acercándose más aún-. Y, de cualquier modo… ¿cómo te permites tratar de disuadirme para que no te emplee como cena?
Y después de decir estas palabras -porque un matón siempre usa cualquier pretexto para conseguir lo que quiere-, dio dos grandes saltos y, cayendo sobre el corderito, lo mató inmediatamente.
(Delafontain)
Jean de La Fontaine
(Château-Thierry, Francia, 1621-París, 1695) Poeta francés cuya fama se debe a sus doce libros de Fábulas, consideradas modelo del género. Nació en una familia acomodada: era el hijo mayor de un consejero del rey encargado de la guarda de dominios forestales y de caza. A su llegada a París, en 1635, fue novicio en una orden religiosa durante un año y medio y luego siguió estudios de derecho. En 1652 compró el cargo de maestro particular trienal de Aguas y Bosques y en 1658 heredó de su padre otros dos semejantes. El ejercicio de sus funciones le dio ocasión de observar la vida rústica y le permitió consagrarse a las letras al mismo tiempo.

No basta una sola lectura, no es suficiente el acercarnos al texto una vez y alejarnos, olvidando el texto. Para dar inicio a la crítica literaria del texto debemos, por más obvio que parezca, leer el texto, pero no repitiendo las letras en nuestra cabeza y formando palabras en ella; no, no es ese simple tipo de lectura, es una lectura diferente, más profunda y personal, ya no será solo el texto leído, sino que se convertirá en el texto vivido en mí.
El texto ha dejado de ser solo un conjunto de letras y palabras impregnadas en un papel, o en este caso en una pantalla, sino que ha superado esa realidad y ahora hace parte de mí, del lector, que se ha atrevido a leerlo. Ya siendo parte de mí cambia totalmente de significado y valor, pues ya ha dejado de ser algo solamente y ahora ha adquirido algo de personalidad.
Con esta nueva dimensión del texto podemos hacer una crítica diferente, pues ya no nos concentramos únicamente en quien lo escribió o para que lo escribió, sino que ahora la crítica la haremos en gran parte desde una perspectiva algo subjetiva y ya al final iremos directamente a la obra.
En este punto el texto ya hace parte de mí, me gusto o no, esto es hasta cierto punto irrelevante pues la crítica no consiste en decir “Que cuento tan malo…. No se entiende, por eso no me gusta… es para niños… etc.” Pues si fuera así, cualquier tonto se llamaría crítico (cuando no es más que un criticón), entonces, debemos decir que la crítica es algo que va mucho más allá del simple me gusto o no me gusto.
Muy bien, el texto ya es mío, hace parte de mi realidad de mi ser, por lo tanto lo que YO diga del texto ya no será el texto mismo, sino que seré YO a través del  texto, ¿Me hago entender?, si la respuesta es “si”, me parece genial, si es “no”, mejor todavía, porque a nuestro parecer la crítica literaria no tiene un principio y un final determinado, no podemos decir desde qué momento el texto comienza a ser parte de nuestra existencia como tampoco en qué punto nos abandona,(¿Nos abandonara realmente?).
Siendo un YO que habla tanto del texto como desde el texto, la crítica literaria se convertirá no en palabras vacías, sino en el relato de mi propia experiencia, de mi propia existencia, de lo que el texto construyó y/o destruyó en mí ser. Mi crítica literaria, será en efecto, mi experiencia con ese texto en relación a mi existencia y realidad misma, nada más.
Ahora lo que podemos decir del texto y la situación que acontece en él, es que muestra una situación que todavía hoy por hoy se evidencia de manera recurrente, y es en esos casos donde personas que se sienten fuertes o en ventaja frente a los demás quieren hacerlo notar con rudeza o porque no, poniendo en desventaja a otro ya sea con comentarios o situaciones, que de una u otra forma pondrán en ridículo  a aquella persona.

Así como el lobo, muchos intentaran aprovecharse de cualquier excusa para demostrar a los demás la superioridad frente al desdichado. Es esta la situación del cordero con el lobo, plasmando de forma ficticia una cruda realidad humana, mostrando un poco de la naturaleza humana.
Desde aquel entorno natural donde los personajes son animales, muestra a los lectores como el lobo se vale de una excusa para argumentar su ataque inminente o su intención por acabar con la vida del cordero. Curioso es que siendo esa excusa refutada con argumentos válidos por el cordero que hacían notar que el origen de la intención de atacarlo iba mucho más allá que  por el simple hecho de haber enturbiado el agua que bebían ambos a la vez, hecho que no es cierto, por tal motivo era imposible que el argumento del lobo fuera válido. Pero aun así el argumento es sostenido con firmeza por parte del carnívoro para así  llevar adelante su intención hostil.


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