Por
Esteban Cáceres
Cristian Camilo Perez
Hernán Jiménez Giraldo
El propósito de este artículo
es mostrar técnicas, ejemplos, o formas de implementar la Lectura crítica, en
nuestro caso específicamente en un texto literario, primero definiremos que es
la Lectura Crítica en general, para tener el concepto previo, ya que es
indispensable para entender completamente el tema, luego definiremos brevemente
lo que es la lectura crítica aplicada en nuestro caso a un texto literario
especifico, mostraremos como se realiza, como se aplica y para qué sirve la
lectura crítica de un texto literario, y finalmente mostraremos un ejemplo
claro de lo que es lectura crítica en un texto literario, aplicando esta misma
a la fábula “El lobo y el cordero”; se utiliza una fábula ya que es uno de los
tipos de texto que más clara, y fácilmente se presta para aplicarle lectura crítica,
más que todo por la forma en la que se tratan de personificar objetos, animales,
darle vida a cosas inertes, y con esto es muy fácil hacer comparaciones con la
vida cotidiana de nosotros los humanos viéndola desde una historia ficticia.
Lectura
crítica
La lectura crítica sólo es posible cuando el
lector, previamente, ha comprendido el significado y el sentido de lo que dice
el texto y ha construido una interpretación de las ideas principales a partir
de haber descubierto la información implícita, recreando las significaciones
que no aparecen de forma explícita, identificando el propósito y la posición
del autor según el lugar, el tiempo y la disciplina o campo de estudio desde la
que escribe. Sólo después de haber ampliado, verificado o contrastado esta
información con sus conocimientos previos y los conocimientos de otros autores
y otros lectores, el estudiante podrá establecer una valoración de lo leído y
adentrarse en el sentido profundo del discurso.
Como lo hemos anotado previamente, el lector
crítico debe tener cierto conocimiento del contexto en que se enmarca el texto,
dedicar un tiempo a determinar quién es el autor, cuáles sus propósitos al
escribir el texto y cuál su corriente de pensamiento. El estudiante/lector
también debe identificar el género discursivo propio de su disciplina,
descubrir la ideología y la visión del mundo que plantea el texto. Por ello
debe conocer en qué consiste la lectura crítica.
Delgado Uriarte, Celso (s.f.). La lectura
crítica, una herramienta de formación del pensamiento crítico en la
universidad. Recuperado de http://www.redem.org/la-lectura-critica-una-herramienta-de-formacion-del-pensamiento-critico-en-la-universidad/
La
lectura crítica en un texto literario llega a convertirse en una excelente
herramienta para hacer buenos resúmenes de diferentes textos.
La
lectura crítica en un texto literario está asociada con la comprensión Total de
la información que guarda el texto, para poder desarrollar un pensamiento
crítico, analítico, o de juicio sobre el mismo. Conociendo y descubriendo las
ideas que están implícitas u ocultas más allá de lo literal, para poder dar una
opinión sobre el texto. Estar de acuerdo o no con la idea del autor. Esto
también hace parte de la lectura crítica de un texto.
No se
debe confundir “Lectura Crítica” con “Pensamiento Crítico”, ya que la lectura
crítica es una técnica que permite descubrir ideas e información de un texto escrito
y el pensamiento crítico es la técnica para evaluar dicha información y dichas
ideas para decidir, aceptar y creer.
Ahora acerquémonos a un pequeño relato literario
de La Fontain. Pero, debemos hacerlo con algo de cuidado, pues no solo lo
leeremos, sino que también realizaremos, o al menos intentaremos, realizar una
crítica literaria a esta fábula.
El
lobo y el cordero
El solitario lobo había estado
sufriendo hambre y sed durante todo el día. Por fin, llegó a un arroyo y bebió
ávidamente. Mientras lamía el agua límpida y fresca, se preguntó dónde y cuándo
podría conseguir su cena, algo que lo llenara, pero, si era posible, que
también fuese sabroso. Un par de conejos le servirían, desde luego; o quizá un
pavo joven y gordo. Lo mejor habría sido un cordero, un cordero hermoso y
tierno. Los finos labios del lobo se contrajeron vorazmente, con sólo pensarlo.
Un repentino ruido lo
sobresaltó. Al mirar, le costó dar crédito a sus ojos, porque a unos pocos
pasos estaba exactamente el alimento con que soñaba. El más incitante y
delicioso de los corderitos que habría podido imaginar un lobo vadeaba
inocentemente el arroyo, a tres o cuatro saltos de allí. Si el corderito lo
hubiese mirado en ese instante y hubiera visto sus dos filas de brillantes
dientes, quizá hasta hubiese podido creer que el lobo le sonreía.
Pero esto habría sido un
lamentable ?error. Y un error que el cordero no cometió. Al oír las primeras
palabras del lobo, empezó a temblar. No sabía que el lobo estaba allí.
-¡Ajá! ¡Miserable animalito!
-gruñó el lobo–. Conque es eso lo que haces… ¿eh? Estás revolviendo y
ensuciando el agua que quiero beber…
-¡Oh, no; de veras que no!
-gimió el corderito, con su aguda vocecita-. ¿Cómo podría revolver el agua que
bebes, si estoy tan lejos de ti?
-¡No discutas conmigo!
-replicó con tono brusco el lobo–. Ahora, ya veo quién eres. Eres el malévolo
animalito que dijo habladurías y desagradables mentiras sobre mí, hace un año.
Las delgadas patas del cordero
temblaron, mientras trataba de responder. -¡Oh, no, señor! Usted debe estar
equivocado ~replic6-. Yo no pude haber dicho esas cosas tan poco cordiales
sobre usted, porque entonces aún no había nacido.
Los inexorables ojos del lobo
se contrajeron y se acercó más al corderito.
-De nada te servirá balar
estúpidas excusas -dijo con aspereza-. Si tú no mentiste sobre mí, fue tu
indigno padre. De todos modos, la culpa la tiene tu familia.
-Pero, por favor, buen señor
Lobo -continuó con voz lastimera el corderito-. Supongo que usted no…
-¿Qué no? -gritó el lobo,
acercándose más aún-. Y, de cualquier modo… ¿cómo te permites tratar de
disuadirme para que no te emplee como cena?
Y después de decir estas
palabras -porque un matón siempre usa cualquier pretexto para conseguir lo que
quiere-, dio dos grandes saltos y, cayendo sobre el corderito, lo mató inmediatamente.
Jean de La Fontaine
(Château-Thierry,
Francia, 1621-París, 1695) Poeta francés cuya fama se debe a sus doce libros de
Fábulas, consideradas modelo del género. Nació en una familia acomodada:
era el hijo mayor de un consejero del rey encargado de la guarda de dominios
forestales y de caza. A su llegada a París, en 1635, fue novicio en una orden
religiosa durante un año y medio y luego siguió estudios de derecho. En 1652
compró el cargo de maestro particular trienal de Aguas y Bosques y en 1658
heredó de su padre otros dos semejantes. El ejercicio de sus funciones le dio
ocasión de observar la vida rústica y le permitió consagrarse a las letras al
mismo tiempo.
No basta
una sola lectura, no es suficiente el acercarnos al texto una vez y alejarnos,
olvidando el texto. Para dar inicio a la crítica literaria del texto debemos,
por más obvio que parezca, leer el texto, pero no repitiendo las letras en
nuestra cabeza y formando palabras en ella; no, no es ese simple tipo de
lectura, es una lectura diferente, más profunda y personal, ya no será solo el
texto leído, sino que se convertirá en el texto vivido en mí.
El texto
ha dejado de ser solo un conjunto de letras y palabras impregnadas en un papel,
o en este caso en una pantalla, sino que ha superado esa realidad y ahora hace
parte de mí, del lector, que se ha atrevido a leerlo. Ya siendo parte de mí
cambia totalmente de significado y valor, pues ya ha dejado de ser algo
solamente y ahora ha adquirido algo de personalidad.
Con esta
nueva dimensión del texto podemos hacer una crítica diferente, pues ya no nos
concentramos únicamente en quien lo escribió o para que lo escribió, sino que
ahora la crítica la haremos en gran parte desde una perspectiva algo subjetiva
y ya al final iremos directamente a la obra.
En este
punto el texto ya hace parte de mí, me gusto o no, esto es hasta cierto punto
irrelevante pues la crítica no consiste en decir “Que cuento tan malo…. No
se entiende, por eso no me gusta… es para niños… etc.” Pues si fuera así,
cualquier tonto se llamaría crítico (cuando no es más que un criticón),
entonces, debemos decir que la crítica es algo que va mucho más allá del simple
me gusto o no me gusto.
Muy bien,
el texto ya es mío, hace parte de mi realidad de mi ser, por lo tanto lo que YO
diga del texto ya no será el texto mismo, sino que seré YO a través del
texto, ¿Me hago entender?, si la respuesta es “si”, me
parece genial, si es “no”, mejor todavía, porque a nuestro
parecer la crítica literaria no tiene un principio y un final determinado, no
podemos decir desde qué momento el texto comienza a ser parte de nuestra
existencia como tampoco en qué punto nos abandona,(¿Nos abandonara realmente?).
Siendo un
YO que habla tanto del texto como desde el texto, la crítica literaria se
convertirá no en palabras vacías, sino en el relato de mi propia experiencia,
de mi propia existencia, de lo que el texto construyó y/o destruyó en mí ser.
Mi crítica literaria, será en efecto, mi experiencia con ese texto en relación
a mi existencia y realidad misma, nada más.
Ahora lo
que podemos decir del texto y la situación que acontece en él, es que muestra
una situación que todavía hoy por hoy se evidencia de manera recurrente, y es
en esos casos donde personas que se sienten fuertes o en ventaja frente a los
demás quieren hacerlo notar con rudeza o porque no, poniendo en desventaja a
otro ya sea con comentarios o situaciones, que de una u otra forma pondrán en
ridículo a aquella persona.
Así como el lobo, muchos intentaran
aprovecharse de cualquier excusa para demostrar a los demás la superioridad
frente al desdichado. Es esta la situación del cordero con el lobo, plasmando
de forma ficticia una cruda realidad humana, mostrando un poco de la naturaleza
humana.
Desde
aquel entorno natural donde los personajes son animales, muestra a los lectores
como el lobo se vale de una excusa para argumentar su ataque inminente o su
intención por acabar con la vida del cordero. Curioso es que siendo esa excusa
refutada con argumentos válidos por el cordero que hacían notar que el origen
de la intención de atacarlo iba mucho más allá que por el simple hecho de haber enturbiado el
agua que bebían ambos a la vez, hecho que no es cierto, por tal motivo era
imposible que el argumento del lobo fuera válido. Pero aun así el argumento es
sostenido con firmeza por parte del carnívoro para así llevar adelante su
intención hostil.
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