martes, 18 de agosto de 2015

La lectura crítica y las caricaturas

CONSECUENCIAS TRAS LA LECTURA DE UNA CARICATURA: MÁS ALLÁ DE UN DIBUJO

Podría ser  tomada como una simple broma, pero la caricatura ha ganado terreno en el mundo periodístico, pues esta, más allá de una sátira burlesca,  se ha convertido en una crítica social, política e incluso religiosa, en muchos casos, volviéndose reveladora de asuntos polémicos que afectan a toda una comunidad. Por esto, la caricatura no pasa desapercibida ante los ojos de los ciudadanos ni de grandes figuras públicas, y debe ser tratada con cuidado, realizando una cuidadosa lectura de lo que es o, en el caso de los caricaturistas, de lo que quieren que sea.

El autor de una caricatura carga con una gran responsabilidad al hacer este retrato humorístico de la sociedad, en el cual, por medio de exageraciones, ya sean de una situación específica o de rasgos físicos o emocionales de los personajes, da a conocer no solo su punto de vista, sino el de toda una comunidad.

Estas personas, además de buscar informar con veracidad, deben hacer una buena lectura de la realidad y mirar tambas caras del asunto al que se enfrentan, para luego decidir a qué lado quieren dar voz, basándose en argumentos válidos.

Podríamos decir que en la construcción de una caricatura, como en la de cualquier otro texto periodístico, se da un proceso de lectura crítica que comienza cuando los caricaturistas deciden lo que quieren plasmar en sus dibujos y cómo van a hacerlo y finaliza en cada uno de los lectores, quienes, a su vez, toman una posición frente a esta obra.

Aun así, existen casos en los que los periodistas no miran a profundidad el contexto que los rodea, haciendo su trabajo a medias. Y, mucho más aún, sucede que se equivocan los receptores pues, en muchas ocasiones, ven el mensaje como ellos mismos quieren que sea o no leen detrás de líneas, no ven el contexto ni se enteran de los propósitos que busca el caricaturista.

A costa de lo anterior se han generado grandes polémicas. La más conocida y trágica fue el caso del periódico Francés Charlie Hebdo, en el cual 12 periodistas murieron a manos de dos terroristas islámicos, pues el semanario publicó unas caricaturas en las que se burlaban de Mahoma.

Otro ejemplo es el de la demanda que la Federación Nacional de Cafeteros instaló en contra del autor de la historieta estadounidense Mother Goose & Grimm, pues en uno de sus capítulos muestra a Juan Valdez, el ícono del café colombiano en el mundo, relacionándose con los actores armados ilegales del país.


La causa de casos como los anteriores radica en falta de entendimiento entre el lector y el caricaturista (como también en la falta de respeto de alguno de los dos), es por esto que ambos deben tener claro lo que pasa a su alrededor, en su ciudad, país o en el resto del mundo, dependiendo de la caricatura que vayan a hacer y de los temas que esta abarque. Además, es necesario que tengan bases para sustentar el porqué de la caricatura (de su mensaje) y tener conocimiento acerca del tema al que esta se refiere, en resumen, realizar una lectura crítica completa y detallada.


4 comentarios:

  1. En general disfruté de su lectura, el texto es claro, breve y fácil de leer. Me gustaron los ejemplos que utilizaste. Te invito a que revises el párrafo tres, hay una palabra mal escrita.

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  2. El texto debe ser mejorado en varios aspectos, el primero y más importante es el de la conceptualización. Al respecto, una adecuada presentación de qué es una caricatura, los contextos en que puede aparecer, sus posibles modalidades, autores y propósitos, y posibles lectores, todo ello facilitaría y potenciaría el ejercicio de la lectura crítica de la caricatura. Por ejemplo, no toda caricatura es política ni todos los autores de ellas son periodistas. Así mismo, la caricatura en sí misma no se equipara a la noticia ni refleja necesariamente una realidad objetiva; para ello estaría la noticia transmitida por medios escritos u orales.

    Como consecuencia de la falta de precisión conceptual se tuvo, en este caso, el reclamo a los caricaturistas para que se atengan a los hechos ("la verdad"), a pesar de que, más que verdades, en muchos casos de lo que trata la caricatura es de interpretaciones polémicas de lo que socialmente se puede presumir como verdad.

    Relacionado con lo anterior tenemos que aspirar encontrar en la caricatura y el caricaturista intervenciones meramente informativas equivale a restarle a ambos uno de los sentidos que justifica su presencia: la transgresión (a la oficialidad, a la moral, a los formatos, a la formalidad...) que posibilita la emergencia de otras comprensiones (lo ridículo, lo grotesco, lo insensato, lo injusto...).

    Aparte, el acompañamiento de imágenes se podría hacer de forma más armónica, por ejemplo si el texto mismo hiciera comentarios relacionados con la imagen, o la imagen fuera referenciada como complemento directo de las argumentaciones. Si el texto no las menciona explícitamente, las imágenes pasan a ser meros adornos.

    Una excelente reflexión se dio al hacer referencia de el momento en que comienza la lectura crítica en la caricatura... en el autor, y el momento en que culmina.

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  3. Se suponía que el equipo era de tres, pero solo firma Mariana Restrepo Franco ¿?

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  4. El texto debe ser mejorado en varios aspectos, el primero y más importante es el de la conceptualización. Al respecto, una adecuada presentación de qué es una caricatura, los contextos en que puede aparecer, sus posibles modalidades, autores y propósitos, y posibles lectores, todo ello facilitaría y potenciaría el ejercicio de la lectura crítica de la caricatura. Por ejemplo, no toda caricatura es política ni todos los autores de ellas son periodistas. Así mismo, la caricatura en sí misma no se equipara a la noticia ni refleja necesariamente una realidad objetiva; para ello estaría la noticia transmitida por medios escritos u orales.

    Como consecuencia de la falta de precisión conceptual se tuvo, en este caso, el reclamo a los caricaturistas para que se atengan a los hechos ("la verdad"), a pesar de que, más que verdades, en muchos casos de lo que trata la caricatura es de interpretaciones polémicas de lo que socialmente se puede presumir como verdad.

    Relacionado con lo anterior tenemos que aspirar encontrar en la caricatura y el caricaturista intervenciones meramente informativas equivale a restarle a ambos uno de los sentidos que justifica su presencia: la transgresión (a la oficialidad, a la moral, a los formatos, a la formalidad...) que posibilita la emergencia de otras comprensiones (lo ridículo, lo grotesco, lo insensato, lo injusto...).

    Aparte, el acompañamiento de imágenes se podría hacer de forma más armónica, por ejemplo si el texto mismo hiciera comentarios relacionados con la imagen, o la imagen fuera referenciada como complemento directo de las argumentaciones. Si el texto no las menciona explícitamente, las imágenes pasan a ser meros adornos.

    Una excelente reflexión se dio al hacer referencia de el momento en que comienza la lectura crítica en la caricatura... en el autor, y el momento en que culmina.

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