Solo sé decir,
respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es
Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad por lo menos
ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana,
pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos
atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del
cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus
dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura
nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales,
según yo pienso y entiendo, que solo la discreta consideración puede
encarecerlas, y no compararlas.
Miguel
de Cervantes Saavedra, El Ingenioso
Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Primera parte, capítulo XIII (2009).
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de
la Mancha es, según algunos críticos, la primera novela moderna y una de las
mejores obras de la literatura universal. Esta fue escrita durante el Siglo de
Oro (1500 -1700) por Miguel de Cervantes Saavedra.
Este español, nacido en 1547, ejerció
a lo largo de su vida todo tipo de oficios. Durante la Batalla de Lepanto se
desempeñó como militar, más tarde fue comisario de impuestos y finalmente se
ordenó como novicio, labor que lo acompañaría hasta su muerte en 1616.
Se rumora que hacia 1597 empezó a
esbozar a Don Quijote, novela que sin embargo no fue impresa hasta diez años
después. Esta obra fue tan popular que debió reimprimirse en menos de un año, y
a partir de 1612 fue traducida a idiomas como el inglés y el francés. Esto impulsó a Cervantes a publicar muchos
textos más, como Novelas ejemplares y Viaje al Parnaso.
Durante el Siglo de Oro gobernaron
en España desde los reyes católicos hasta Carlos III. Sus reinados estuvieron
caracterizados por un fuerte apoyo a las artes y la educación, lo que llevó al
surgimiento de movimientos como el Barroco (enfocado hacia el humanismo y los
sentidos) y el Renacimiento (que retoma
el Grecorromano, el antropocentrismo, la armonía y la proporción), al cual
pertenecen las obras cervantinas.
Don Quijote de la Mancha es una
novela de caballería, género muy popular de la época, al cual Cervantes le da
un nuevo aire añadiéndole un estilo más complejo. Si bien este tipo de novelas
mostraban al caballero como un héroe, este autor quiere demostrar otra
realidad, una irónica y satírica, que evidencia un modelo social con el cual el
escritor no estaba de acuerdo.
Para
realizar una lectura crítica de este fragmento, es necesario reconocer qué es
una metáfora. Según estudios de la Universidad Nacional de Estudio a Distancia, “la metáfora no es sino un artificio lingüístico,
esto es, una forma no natural de utilización del lenguaje, que persigue fines
comunicativos no siempre legítimos” (UNED, 2005).
Esta
definición se complementa con la expuesta en el sitio web Retóricas, en donde
se aclara que también es una “figura retórica que consiste en identificar un término real (R) con otro imaginario (I) existiendo entre ambos una relación de semejanza” (Retóricas,
2015).
Asimismo
en
este fragmento, en medio de metáforas simples (también llamadas impuras) se ve
una descripción de Don Quijote refiriéndose a Dulcinea. Por ejemplo, cuando
dice ‘‘sus ojos soles’’, el termino real ‘ojos’ se relaciona con ‘soles’, el
término imaginario, para hacer referencia a su brillo inigualable como el que
emite el sol, y de esta manera en los siguientes puntos de comparación.
En este caso tenemos una metáfora de
complemento preposicional, que establece una relación de dependencia entre dos
o más palabras
por medio de la retórica y la poesía. Para comprender este fragmento, el lector
puede ayudarse de imágenes mentales para comparar las palabras, desatacando su
mayor cualidad.
Por ejemplo, Cervantes utiliza las
palabras ‘alabastro’, ‘mármol’ y ‘marfil’ para referirse a la blancura de
Dulcinea y al pálido brillo de su piel, esplendor que Don Quijote logra ver en
ella. En otro caso, frente a la
mención de los Campos Elíseos, es importante mencionar que, en la época en la
que la obra fue concebida, estos no tenían más que caballos y pasillos llenos
de gente. Sin embargo, la metáfora toma validez cuando se le analiza no solo
como un jardín cualquiera, sino como aquel sitio de ‘sombras’ (o almas
inmortales) de los hombres virtuosos, comparando así el Quijote la mente de
Dulcinea con aquel lugar en el que aquel le gustaría ser recordado durante la
eternidad.
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ResponderEliminarLa lectura fue muy agradable y de fácil entendimiento, me gusto que primero me ubicaran en el contexto histórico y me hablaran de algunas de las vivencias del autor (Miguel de Cervantes Saavedra) y que después hiciesen la descripción de cómo se debía leer críticamente la metáfora empleando ejemplos del mismo texto. Solo pude evidenciar un error, y es en el penúltimo párrafo donde en lugar de escribir “destacando” escribieron “desatacando”.
ResponderEliminar*Valeria Lozano Sepúlveda.
*Luisa María García Correa
ResponderEliminarEs muy interesante la relación que se hace con el contexto, pues muchas veces este es el motivo para escribir y en los textos se reflejan situaciones propias de él, pero si no lo conocemos o no lo tomamos en cuenta en el desarrollo de la lectura, la comprensión va a estar restringida. Lo mismo sucede con la interpretación que le damos a los textos, va a ser distinta una comprensión desde lo literal a una hecha a través de un análisis crítico, aunque a veces se corra el riesgo de que el lector realice una interpretación distinta a la que el autor quería proyectar. Muy buen análisis.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn el texto construido se evidencia un esfuerzo por incluir en el ejercicio crítico de las metáforas elementos biográficos e históricos que permitan contextualizar el uso de las mismas, lo cual es acertado. Sin embargo, para que estas consideraciones sirvan al propósito, entre otros aspectos debemos identificar cuáles de dichos aspectos contextuales sirven efectivamente para ejercer la crítica y.
ResponderEliminarRespecto a lo anterior, en el texto visto encontramos que aproximadamente la mitad del mismo se dedica al aspecto contextual y el resto a la presentación de la metáfora (o metáforas, en el texto citado) y su lectura y, a pesar de ello, no queda claro cómo los detalles de contexto aportados contribuyeron a orientar la lectura, la cual, por demás, se concentra en el nivel inferencial de lectura.
Una forma de avanzar en el ejercicio crítico de la lectura de las metáforas elegidas podría incluir la observación e interpretación del texto desde otras disciplinas, como por ejemplo, la psicología, la sociología, la ideología y, desde allí, tratar de encontrar tanto preguntas como respuestas más allá de lo literal o inferencial, como, entre otras, ¿cómo interpretar el idealismo con que Don Quijote (o Cervantes)
se refiere a la mujer amada al lado de la prudencia con que se refiere, en el texto, a su cuerpo? vale decir, las partes íntimas de Dulcinea no son descritas ni comparadas con metáfora alguna, sin embargo se preocupa el autor por que el lector no se olvide que ella es también un sujeto con un cuerpo dotado de partes ocultas que, por algún procedimiento y con ciertas licencias, el lector se puede imaginar.
No es fácil hacer lectura crítica a la metáfora, pero aun así se debe intentar superar la literalidad y la inferencia directa.
Un último comentario: es importante que al inicio del escrito el autor exponga o declare de qué trata el texto que se leerá, lo que equivale en este contexto a la clásica introducción que encontraríamos en un artículo científico o académico.
En el texto construido se evidencia un esfuerzo por incluir en el ejercicio crítico de las metáforas elementos biográficos e históricos que permitan contextualizar el uso de las mismas, lo cual es acertado. Sin embargo, para que estas consideraciones sirvan al propósito, entre otros aspectos debemos identificar cuáles de dichos aspectos contextuales sirven efectivamente para ejercer la crítica y.
ResponderEliminarRespecto a lo anterior, en el texto visto encontramos que aproximadamente la mitad del mismo se dedica al aspecto contextual y el resto a la presentación de la metáfora (o metáforas, en el texto citado) y su lectura y, a pesar de ello, no queda claro cómo los detalles de contexto aportados contribuyeron a orientar la lectura, la cual, por demás, se concentra en el nivel inferencial de lectura.
Una forma de avanzar en el ejercicio crítico de la lectura de las metáforas elegidas podría incluir la observación e interpretación del texto desde otras disciplinas, como por ejemplo, la psicología, la sociología, la ideología y, desde allí, tratar de encontrar tanto preguntas como respuestas más allá de lo literal o inferencial, como, entre otras, ¿cómo interpretar el idealismo con que Don Quijote (o Cervantes)
se refiere a la mujer amada al lado de la prudencia con que se refiere, en el texto, a su cuerpo? vale decir, las partes íntimas de Dulcinea no son descritas ni comparadas con metáfora alguna, sin embargo se preocupa el autor por que el lector no se olvide que ella es también un sujeto con un cuerpo dotado de partes ocultas que, por algún procedimiento y con ciertas licencias, el lector se puede imaginar.
No es fácil hacer lectura crítica a la metáfora, pero aun así se debe intentar superar la literalidad y la inferencia directa.
Un último comentario: es importante que al inicio del escrito el autor exponga o declare de qué trata el texto que se leerá, lo que equivale en este contexto a la clásica introducción que encontraríamos en un artículo científico o académico.